En el mundo físico los parásitos son seres físicos que viven de otros cuerpos. No tienen energía propia, sino que se alimentan de los demás. Hay parásitos en el mundo animal y vegetal, pero también los hay en planos que no se ven, a nivel energético, en planos inmateriales (principalmente en el astral), que sólo son vistos gracias a la percepción extrasensorial.
Se trata de energías que se adhieren al aura por distintos canales, especialmente durante el embarazo, en la niñez, y en especial cuando nuestras energías están bajas por alguna enfermedad, porque nuestro campo energético vibra más lentamente , o por otras condiciones especiales.
Los parásitos se pueden alojar en los cuerpos físico, etérico y astral. En el cuerpo físico suelen alojarse en la cabeza y en las zonas dorsal, lumbar y sacra de la espalda, así como en la zona ilíaca, en la vagina y/o útero y en el colon. En general tienden a adherirse en todas las cavidades internas. Los parásitos energéticos que se alojan en el cuerpo físico son atraídos hacia los elementos de carga positiva (+) del cuerpo, alojándose principalmente en el sistema óseo.
Cómo se adhieren
En el sitio Concienciadeser.es se habla de intrusión astral cuando una o varias entidades pertenecientes al plano comúnmente conocido como astral se introducen en el campo energético de un individuo humano, con o sin su expresa autorización, fundiéndose parcial o totalmente en la mente subconsciente del individuo.
Estas entidades se abastecen, a modo de parásitos, de los aparatos sensorio-motor y emocional, a través de los cuales se relacionan con el medio externo. La intrusión astral no implica posesión, aunque ésta no se descarta. Un individuo puede desarrollar una vida absolutamente normal sin ser jamás consciente de que su “espacio” ha sido ocupado por diversas entidades adheridas a él.
Una debilidad física, psíquica o emocional es una invitación inconsciente para que una entidad se adhiera al individuo. Emociones demasiado fuertes, sentimientos negativos reprimidos consciente o inconscientemente pueden ser la señal que los parásitos necesitan para convertirse en inquilinos indeseados.
Qué atrae a los parásitos
- Todo tipo de cirugías, transplantes de órgano, transfusiones de sangre, enfermedades, debilidades físicas o psíquicas, depresión, enfermedades mentales, golpes en la cabeza, estrés y todo tipo de trauma físico.
- El uso de drogas, especialmente las alucinógenas, el alcohol, la anestesia, calmantes, y sustancias similares producen una abertura en campo energético que nos protege.
- Las relaciones sexuales pueden permitir el intercambio de PE. El abuso sexual, la promiscuidad, el incesto, las violaciones, incrementan la posibilidad de intrusión astral por parte de entidades que se sientan atraídas por las vibraciones que semejantes situaciones producen.
- Las prácticas mágicas de cualquier tipo, la canalización sin preparación ni guía adecuada, la acción de pedir ayuda a “los guías” sin tener información suficiente sobre el mundo invisible, las prácticas de meditación para contactar a los “maestros espirituales” sin tener protección, las sesiones espiritistas y todo tipo de “actividades espirituales” que sean realizadas sin un profundo conocimiento de los mundos invisibles, son invitaciones gratuitas a que espíritus oportunistas de toda clase, tanto descarnados como entidades demoníacas, interfieran y produzcan todo tipo de problemas.
- La fijación u obsesión de ciertos patrones mentales y la práctica de ciertos estilos de vida desordenados, violentos, adictivos y compulsivos pueden atraer a aquellas entidades que tengan afinidad con los mismos.
- El escuchar cierto tipo de música con letras violentas, tristes y mensajes negativos hace descender el nivel vibratorio del aura y expone a la persona a la adhesión de parásitos. Ello ocurre por resonancia, pues el nivel de vibración del contenido de una canción hace resonancia con el cuerpo astral (emocional) y le hace vibrar al mismo ritmo de ese contenido musical.
- La exposición a ciertos ambientes en los cuales predominan las vibraciones negativas atraerán a una multitud de parásitos astrales. Muchas personas que ignoran profundamente la seriedad del tema se exponen a la intrusión astral al acudir a sitios de baja vibración. Muchos de estos lugares incluso sirven como centros de «diversión» y en ellos pululan los PE.
En Conciencia del ser se aclara que «el Sistema de Control utiliza estas herramientas para su beneficio, asignando una gran cantidad de entidades demoníacas a aquellos que podrían tener la posibilidad de DESPERTAR y de ENTENDER la verdadera naturaleza de nuestra realidad.»
De esta forma, los jóvenes –y hablo especialmente de los jóvenes porque en cierta forma, son los más vulnerables a las influencias externas – impulsados por la necesidad de “pertenecer” a un determinado grupo, andan por caminos sinuosos que ponen en peligro mucho más que su vida física: ponen en peligro la libertad de sus ALMAS.
Por ejemplo, si de niño tengo una experiencia de abuso, esta impronta energética, que está compuesta por una ensalada de miedo, enojo y dolor, permanece sin ser integrada hasta que tomo conciencia de ella y poseo las herramientas perceptivas para transformarla. Mientras esta condición permanezca sin ser integrada, es una herida energética enconada que puede ser aprovechada por cualquier cosa que posea la capacidad de percibirla dentro de mi campo energético, afectando nuestra experiencia global física, mental y emocional.
Los parásitos energéticos pueden ser responsables de la ansiedad que impulsa a complacer algunos antojos y obligan a consumir en exceso dulces, alimentos pesados y condimentados, café, tabaco, comida chatarra, alcohol y mayoritariamente azúcar.
Inicialmente, solo podemos verlos observando el impacto de su presencia, y, hasta que no podamos verlos, seremos inconscientes proveedores de su requerida nutrición. Ellos pueden ser únicamente percibidos a través de la senso-percepción y a través del impacto visible que su presencia está teniendo en nosotros…
El llevar parásitos de cualquier naturaleza disminuye la salud y el bienestar físico, nubla nuestros procesos mentales y exacerba nuestro desequilibrio emocional. Todos nosotros hemos sido huéspedes de parásitos energéticos desde nuestra niñez, y es por ello que identificamos equivocadamente el impacto de su ocupación en nuestro campo energético.
Como un perro con pulgas, nos rascamos y rascamos y tomamos el rascarnos como parte de nuestra experiencia de vida. Y también, como los perros, no podemos ver las pulgas que causan la picazón, con lo cual, no podemos sino rascarnos. Algunas veces estas pulgas son más serias; a veces son garrapatas que no solo nos drenan de nuestra fuerza de vida, sino que además acarrean y esparcen enfermedades debilitantes.
En consecuencia, la presencia de PE también se manifiesta por el dolor de espalda, sobre todo entre los omóplatos y/o la zona lumbar, ello incluye cansancio excesivo, dificultad para dormir, visión borrosa, además de la sensación de tener un peso extra sobre nuestra espalda, similar a como si se cargara una mochila.
Agradece a Dios por el servicio humano que hace de canal para difundir este conocimiento. Respeta la fuente y menciona a la autora: Glenda González y a argosenlared.com ante todo aquel con quien compartas estos contenidos
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