¿Por qué conectarse a tierra?

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Uno de los principales herramientas de trabajo espiritual es la conexión a tierra. Contrario a lo que se cree, para poder conectarse a lo superior hay que estar bien plantados en el plano físico.

Esta conexión o arraigamiento es el que brinda protección contra ataques astrales, además de evitar que las personas con capacidad psíquica se queden ancladas en el plano astral.

La falta de conexión a tierra es la causa además de la incapacidad de muchos para materializar su mundo espiritual y sus deseos en el plano físico. Incluso, quienes se consideran seres materialistas, escépticos de lo espiritual, necesitan una reconexión a tierra, pues sus creencias pueden ser indicadoras indicadoras de un inadecuado enraizamiento.

Ello explica porqué en todas las terapias que realizo, principalmente al trabajar con terapia de respuesta espiritual y kineradiestesia, una de las principales indicaciones y recomendaciones tiene que ver con la conexión a tierra. Casi todos (si no todos) los problemas tienen que ver con la mala conexión a tierra o una imposibilidad de conectarse.

Indicadores de desconexión a tierra

El desequilibrio entre nuestro cielo y nuestra tierra hace que la conexión a tierra, a pesar de ser clave, sea una de las técnicas que más le cuesta a las personas realizar y el ejercicio que más rehuyen.

De esta forma, muchas personas están crónicamente parcialmente fuera de su cuerpo debido a una variedad de condiciones, algunas de las cuales incluyen:

  • Traumas físicos o emocionales del pasado, sin cicatrizar
  •  Vivir fuera de contacto con la tierra (ciudades, departamentos, etc.)
  • Hacer meditaciones «fuera del cuerpo»
  • Soñar despierto excesivamente
  • Falta de voluntad para enfrentar los aspectos más oscuros de la mente subconsciente
  • Uso excesivo de alcohol u otras drogas
  • Consumo excesivo de televisión y otras formas de entretenimiento digital
  • Demasiada dieta de «limpieza» / y restrictiva de calorías

Cuando estas condiciones de vida se prolongan demasiado en el tiempo, la desconexión se hace permanente.

Los indicadores que muestran que posiblemente no se está completamente presente en su cuerpo y sin conexión a tierra son los siguientes:

  • Sensación de estar en el espacio
  • Dificultad para concentrarse en una tarea
  • Perder fácilmente un seguimiento de las conversaciones cuando otros están hablando
  • Extraviar las llaves/teléfono/cónyuge/niño/perro/etc.
  • Mala coordinación
  • Olvidar algo que sucedió hace unos momentos
  • Mucha actividad astral, entre ella el exceso de sueños, los cuales se recuerdan pero que no se pueden interpretar.
  • Lo anterior deriva en un aumento de conexión con seres del astral, que pueden verse aún cuando no se desee y e presentan de forma inesperada y no controlada.
  • La mayoría de los casos de posesión por entidades de ese plano se relacionan con la desconexión a tierra.
  • Capacidad de abrir portales dimensionales de forma inconsciente.

Conectarse a tierra desde la infancia

Cómo enseñar a los niños a cuidar de nuestro planeta

La falta de enraizamiento ocurre, entre otras razones, porque muchos de nosotros no entendemos la importancia de la conexión a tierra y la relación que tiene con los problemas que enfrentamos.

En otros casos, ocurre porque existen dificultades para realizar la conexión, bien porque no se pueden percibir ni sentir los chakras base y sacro, porque no se puede sentir el cordón a tierra, o porque no gusta la sensación de pesadez que se experimenta y muchos se asustan con el ejercicio. Sea cual sea la razón, es posible también que el problema de desconexión venga desde la concepción y el nacimiento.

Una persona segura se caracteriza por estar «bien plantada», «tener los pies en la tierra». ¿De dónde se consigue esta seguridad? Aquí hay que resaltar un aspecto importante en el desarrollo del arraigo: lo biográfico.

Obviamente las primeras relaciones con la madre y el padre son de principal importancia y las distorsiones se manifiestan de manera distinta en los estilos de carácter de cada persona.

Experiencias positivas de contención cariñosa, cuidados afectivos, afecto amoroso y aprobación adecuada ayudan al niño desarrollar un cuerpo natural, transparente hacia el sentir y capaz de percibirlo como fuente de placer y de bienestar.

Cuando nace el niño y su primer «aterrizaje» en este mundo sucede en el cuerpo de la madre, sostenido por brazos tiernos, hay más probabilidad de un llegar seguro a esta tierra que cuando el niño está alejado inmediatamente de la madre con la que ha compartido sus primeros nueve meses íntimamente, estando expuesto a manos extrañas, básculas frías, luces exageradamente fuertes, etc., lo que es una especie de choque, y no es una bienvenida agradable. 

Rol de la concepción en la conexión a tierra

Boadella y otros han extendido el concepto del arraigo hasta el momento de la concepción, en el cual el espermatozoide y el óvulo se encuentran, se unen y hacen nido en el útero de la madre como primer terreno de su desarrollo como ser humano.

Cada vez se está dando más importancia a esta fase prenatal, la intrauterina, que en términos de nuestro tema sería la fase prenatal de enraizamiento en la tierra, en la madre.

¿Qué tan bien está el feto conectado con las paredes del útero? ¿Qué tanta atención interna le da la madre, lo ve internamente, lo toma en cuenta y qué calidad de alimentación y de oxigeno materno le llega a través del cordón umbilical?

Cuando nace el bebé ya algo en relación a su conexión con la tierra se le ha impregnado vía el contacto tan íntimo con la madre («su tierra personal») en el útero.

En la fase postnatal, en los primeros meses de vida el bebé dependen de la contención de su ambiente, lo que incluye tanto el contacto muy privado de cuerpo a cuerpo con la madre y otros seres como el hecho de ser visto, de ser aceptado, de ser tomado tal y como se es y de ser atendido en sus necesidades.

Mientras más crece el niño, más necesidad tiene de mover todo el cuerpo y con las piernas y pies, y se empuja desde el cuerpo que lo contiene hasta que, poco a poco, llega a pararse, a gatear, a caminar.

En esta etapa se prepara el arraigo en el contexto social, sobre todo en el contacto con las personas primarias. El tránsito del arraigo intrauterino prenatal al horizontal, y luego al arraigo vertical, sucede principalmente a través de las interacciones con las personas de contacto principal.

Las investigaciones de las relaciones objetales han demostrado la extraordinaria importancia de estas interrelaciones en el desarrollo del infante y su futura capacidad de relacionarse consigo mismo y el mundo.

Evolución del concepto de arraigamiento

Presentación en el Congreso de la Sociedad Shiatsu del Reino Unido ...

Fue Alexander Lowen (1954), creador de la terapia bioenergética,  quien desarrolló el concepto del arraigo, lo relacionó con la facultad de poderse colocar firmemente en el piso con los dos pies, estar anclado y enraizado en el sentir corporal y estar en contacto con una sexualidad sana y plena.

Una de las metas terapéuticas de Lowen, la de pararse con los dos pies firmemente en el piso, se sigue sosteniendo como la base de lo que significa estar arraigado y estar enraizado en la tierra como un árbol, firme y flexible a la vez, erguido sin rigideces.

Al lado de Lowen hay que mencionar también a Winnicott, que usó el término ya en 1951 al decir: «a través del trato correcto el ser se arraiga en el cuerpo». Con esta frase está indicando la importancia de la relación humana en el proceso de desarrollo del arraigo, de echar raíces en la vida sobre la tierra.

Desde los años 50 hasta ahora, varios autores y las múltiples escuelas terapéuticas corporales han puesto su vista en factores distintos referentes al arraigo. Su concepto se ha ampliado y ha encontrado visiones y aplicaciones más específicas.

Al estar arraigados percibimos lo que está pasando dentro de nuestro cuerpo y las realidades afuera de él en nuestro entorno, de momento a momento. Estar plenamente consciente en el aquí y ahora significa estar en este equilibrio dinámico del arraigo.

Al no sentir lo que nos pasa, perdemos el contacto con nosotros mismos, con lo que somos y con lo que necesitamos.

Lowen hace énfasis en que la persona que no está arraigada, lo que él principalmente define como tener una conexión energética hacia la tierra, está en riesgo de sentirse sobrepasada por emociones fuertes incluyendo las sexuales. El hombre que tiene y siente su centro, no se deja sacar de equilibrio tan fácil y vive más en armonía.

La conexión con el suelo es energética. No es suficiente que estemos bien parados sobre la tierra. Tampoco unos pies y unas piernas fuertes significan necesariamente un arraigo sólido. Lo importante es que haya una tensión muscular adecuada, un sentir en la parte inferior del cuerpo, una pelvis libre, suave, flexible, viva, con piernas y pies a través de los cuales pasan las olas de excitación hacia la tierra, luego cambian de dirección y suben en un flujo continuo de la fuerza vital energética.

El flujo energético sano, nos hace sentir vivos e interconectados entre nuestro cuerpo, las emociones y el pensamiento. «Cuando una persona está arraigada, su experiencia le permite entender que ella es un proceso somático, que es su carne y su sangre».

Cómo comenzar a enraizarse

árbol madre | Madre tierra, Dia de la pachamama, Meditacion budista

En el proceso de llegar a un mejor equilibrio dinámico de arraigo, ya como adultos, es importante utilizar los ejercicios que señala Lowen.

Se trata de las artes marciales, el yoga, la danza, el canto, las caminatas, el deporte, la gimnasia y otros ejercicios semejantes,  que en general son de gran utilidad para establecer, restablecer, fortalecer y desarrollar nuestra atención interna hacia nuestra manera de relacionarnos con la tierra y con nosotros mismos.

Para sensibilizarnos hacia el arraigamiento en nuestra autobiografía y en nuestro origen, es indispensable un proceso terapéutico con preferencia de trabajo psicocorporal, que permita entrar en las oscuridades que yacen abajo del enmascaramiento falso y defensivo.

Hay que revivir y reintegrar las emociones dolorosas alrededor de nuestras heridas, en un contexto de contención, seguridad y empatía.

De esta manera, logramos paulatinamente aceptar la propia realidad tal cual como fue en el pasado y como es en el presente, al tiempo de agradecer la propia historia, con sus enseñanzas.

Esto hace sentir que vivimos en una casa con cimientos sólidos, que tenemos una base real de donde partir, y llegamos a ser una persona que sí tiene y percibe claramente sus raíces.

Es importante revisar el estado bioenergético de los chakras, en especial el centro base, que es el encargado del enraizamiento en un primer nivel, y el que procesa las energías básicas.

Un trabajo espiritual profundo llevaría al desarrollo del chakra y facilita la materialización de los deseos en el mundo físico, pero como producto de un avance espiritual, no desde la perspectiva del mero deseo personal.

Lee: Chakra base, eje del avance espiritual

Este trabajo también nos facilita desenvolvernos en el entorno social, desarrollar la capacidad de sentirnos arraigados en nuestras relaciones y en contacto con otras personas. Uno de los aspectos más importantes del arraigo incluye mirarlo desde la dimensión espiritual.

Como dijo Dürckheim: «Un trabajo sistemático orientado a hacer que el hombre sea transparente al ser, deberá, en primer lugar, ocuparse del cuerpo, por medio del cual el hombre se vincula a la tierra. En una primera etapa, toda práctica tiene como finalidad hacer que el hombre, prisionero de un espíritu racional hipertrofiado, «vuelva a echar raíces»».

El equilibrio entre cielo y tierra

union cielo, tierra, conexión | Conciencia Terapéutica

Todo proceso espiritual para estar completo en la labor de este plano, requiere de la toma a tierra. Esto significa la armonía y equilibrio entre lo material y lo espiritual.

Si solo atendemos a lo material, hay materialismo y ego exacerbado como quien se atrinchera en una torre con sus pertenencias y esa es su vida. Si solo atendemos a lo espiritual, hay delirio y escapismo… como quien vive en un mundo que no puede compartir con nadie. Ambos niveles son cárceles. No hay libertad allí.

Si volamos demasiado en lo alto con arrogancia, orgullo, desapego irracional, metidos en conceptos, fantasías, ideales, imágenes del pasado y futuro o inmersos en una espiritualidad falsa sin cimiento en nuestra vida en este planeta perdemos el piso debajo de nuestros pies.

Por otro lado, si nos dejamos ir demasiado hacia abajo en depresiones, perezas, indolencias, autoindulgencias, metidos en un materialismo exagerado y/o en una terrenalidad demasiado cómoda, perdemos nuestro espíritu, nuestras virtudes, nuestras aspiraciones altas, nuestra alma. En este caso es como si la gravedad de la tierra tomara demasiado peso dentro de uno.

Necesitamos encontrar el punto entre el cielo y la tierra, es ahí donde ubicamos lo que es el arraigo, el ser arraigado. Obviamente no es algo fijo sino una especie de punto móvil en un movimiento balanceado, en un equilibrio energético entre las fuerzas de nuestros anhelos de ascender y aquellas de la gravedad que arrastran hacia abajo. Estar arraigado significa tener los pies bien plantados en el piso, en la tierra, estar presente, estar en contacto con la realidad del «aquí y ahora» tanto con la interna como la externa, la del entorno.

El trabajo para equilibrar nuestro cuelo y nuestra tierra requiere entonces armonizar el chakra base o raíz. Este aspecto de la consciencia activa el impulso para manifestar la misión de vida pues para lograrlo necesitamos la fusión de las energías material y espiritual.

Este nivel de consciencia que se activa con el chakra raíz también permite enraizar el alma desde el plano espiritual al plano material, es decir, nuestro nacimiento en este plano.

El chakra tiene la labor de anclar y enraizar los sueños, proyectos, propósitos y por supuesto, la misión de vida. Es desde este nivel de consciencia que el alma selecciona los patrones genéticos y hereditarios que ayudan a nuestro desarrollo en esta vida.

Sin este nivel de consciencia se pierde el foco, no hay rumbo, hay disociación y también miedo. Problemas en las piernas, en el peso corporal, sentirse fuera del cuerpo, posesiones astrales,  paranoia y esquizofrenia son consecuencias de ese desequilibrio entre cielo y tierra.

Herramientas para conectarse a tierra

Aquí algunas sugerencias para la conexión a tierra:

  • Pon en acción tu misión de vida. Recuerda que puedes intuir cual es… en lo que amas hacer y en los desafíos que se repiten en tu vida
  • Unifica tu vida, todo lo que puedas. Se un solo ser en todos los aspectos que vives!
  • Acepta tu mundo material como reflejo de tu mundo espiritual (si tienes dificultades, trabaja el chakra 1)
  • Tu misión puede no ser tu trabajo principal, pero sí, debe manifestarse de manera que te sientas feliz en todos los aspectos de tu vida
  • Revisar los procesos de enraizamiento personales es fundamental: ¿cómo es tu relación con el hogar, con tu casa, familia y con tu país?

Visualiza  el Chakra de la Toma a Tierra de la siguiente manera:

Para armonizar el chakra base se aconseja sentarse en la posición de buda en el suelo (posición de loto) por unos minutos, si no puedes, utiliza cualquier ejercicio que permita que el chakra haga contacto con el piso.

Visualiza debajo del chakra 1, una esfera de luz que se extiende alrededor como echando raíces más y más profundas en la tierra… Imagina que cada uno de tus sueños, propósitos, proyectos, misión de vida y todo lo que imaginas experimentar en tu vida se va enraizando en cada una de esas raíces…

Decreta lo siguiente: “Yo soy la Vida. Yo me reconozco como un ser de Luz. Yo soy la luz. Yo soy el Amor. Yo soy la Vida.”

Es recomendable también caminar descalzos, principalmente sobre elementos naturales, como arena, grama o tierra.

Realiza constantemente el ejercicio de conexión a tierra y el Ejercicio para trabajar con los chakras

 


Fuente: http://terapiasmentecuerpoalma.blogspot.com/

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