Luz para transacciones comerciales

Dice la Ley de Equivalencia del Intercambio que «el hombre no puede obtener nada sin dar algo a cambio. Para crear, algo de igual valor debe perderse. Para obtener algo, algo de igual valor debe darse»

Este principio hace entender el origen del proceso de intercambio de bienes, el conocido trueque practicado desde tiempos remotos y que hoy seguimos utilizando pero con la figura del dinero como valor de intercambio.
De esta forma un recurso: la moneda, que solo vino a sustituir a un objeto de trueque, ha sido envuelto con cargas energéticas de codicia, ambición, egoísmo y avaricia, convirtiéndose en causante de discordias, peleas, guerras y enemistades.

El dinero, por sí solo, no es portador de esa carga. Ha sido el humano quien ha envuelto a la moneda con la fuerza de las energías de baja vibración. De ahí que una de las tareas a realizar en el trabajo de cocrear abundancia y prosperidad es liberar al dinero de esa carga. 

La carga negativa que envuelve  la energía del dinero en el mundo físico ha derivado en una desvinculación del dinero y de la espiritualidad. Para muchos tener dinero es opuesto a ser espiritual, y el deseo de tenerlo significa ser materialista. 
Cuando en realidad el dinero es una manifestación de la verdadera conexión con lo superior, lo cual solo se entiende al comprender que la capacidad para generar los recursos necesarios para vivir en esta dimensión, va en consonancia con la confianza que tenemos en  Dios como nuestro real proveedor. Pero, para restablecer esa comprensión en nuestra psique es necesaria la purificación de la energía del dinero.
Destacan mis guías que purificar la energía de dinero contempla dos fases: una espiritual y otra físico-energética. La primera puede realizarse mediante visualizaciones que asocien el dinero y la espiritualidad, con el objetivo de ir desmontando del subconsciente la ancestral creencia de que el dinero no tiene nada que ver con Dios.
La fase energético-física no es tarea fácil, pues implica la limpieza del objeto físico, pero el dinero  no es un objeto que podemos conservar, aun cuando se piense lo contrario. Realmente lo que se conserva  en una cuenta bancaria no es el billete o moneda como objeto, sino el monto acumulado por nosotros como saldo del proceso de intercambio.
La moneda es un recurso de intercambio que debe ir y venir a vuestras manos. De hecho, aunque no se den cuenta, está constantemente fluyendo.
Cada vez que pagan con dinero y reciben el vuelto, sueltan un billete o monedas y reciben otras. Los billetes y las monedas en vuestras cartera nunca son los mismos. Incluso cuando retiran dinero de una taquilla o de un cajero automático están recibiendo un nuevo objeto (billete o moneda). 
El valor que le dan a ese objeto está en el monto tatuado y en su diseño, mediante el cual determinan la cantidad disponible y lo que pueden intercambiar con ese billete o moneda.
De ahí que muchos rituales de prosperidad requieran el uso de algún billete o moneda como recurso simbólico para el subconsciente. Pero, la carga de energía densa está  en el proceso de intercambio.
Detrás de la energía  intercambio están las intenciones de quienes participan en el proceso. Es posible que ambas partes tengan buenas intenciones y también que las dos tengan intenciones oscuras; también se da el caso de que una de las partes tenga buena intención y la otra no.
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Como buenas intenciones para quien paga con dinero podemos pensar en el deseo de dar algo por el bien que se adquiere, en la satisfacción por adquirirlo, en el deseo de que la contraparte también salga beneficiada.
Igualmente, hay buenas intenciones para quien vende o intercambia un bien, que tienen que ver con el deseo de recibir el monto adecuado (sin codicia ni avaricia), la responsabilidad de vender bienes en buenas condiciones y de que la contraparte se vea beneficiada.
Lamentablemente no siempre sus transacciones se ven bendecidas con estas buenas intenciones, y aunque en muchas ocasiones las apariencias engañen, el proceso se contamina. Las intenciones, incluso las más ocultas, dañan el proceso

Para purificar la energía del proceso de intercambio es necesario invocar la luz y pedir que interceda en todas nuestras transacciones. 

Para que la luz comience a interceder en nuestras transacciones comerciales los guías recomiendan iniciar un proceso de reflexión que sirva para conscientizar sobre las buenas o malas intenciones que tenemos día a día en los intercambios que realizamos.
En la medida en que vayamos limpiando las energías que manejamos al comprar, vender o en cualquier tipo de intercambio monetario, en esa misma medida hacemos fluir la prosperidad en nuestra vida.
Obviamente, no hay manera de intervenir en las intenciones de aquellos con quienes cotidianamente se intercambian bienes con la intermediación monetaria. En muchas ocasiones  han sido víctimas de especuladores, estafadores y tramposos, aun cuando sus propias intenciones hayan sido buenas. Cuando ello ocurra deben revisar si hay intervención de la Ley de Causa y Efecto, lo que indicaría un ajuste energético. Cualquiera sea el caso, para purificar las energías de vuestras transacciones e ir, poco a poco, alejando estas experiencias de su vida utilicen el siguiente método.

Técnica de Invocación de la luz

Encender una vela blanca e incienso. Rezar un padrenuestro, pedir protección a  guías, maestros o seres de su preferencia y hacer la siguiente invocación: 
En el nombre de mi sagrada presencia Yo Soy y de mi santo Yo Crístico invoco al Dios Padre-Madre, a mis ángeles, mis maestros, protectores y guardianes…
Pido que la luz se manifieste en todas las transacciones humanas a partir de este momento. Que el poder supremo  limpie toda energía de discordia, miedo, codicia  y negatividad que ha envuelto la necesaria ley de intercambio entre los seres de este plano.
Que la luz limpie de toda las vibraciones que por eones han cargado los bienes imperecederos de la humanidad en el proceso de ser compartidos entre todos.
Pido a los seres de la LUZ, especialmente a… (invocar a Dios, Ángeles, Maestros, Santos, Guías de su predilección) que se manifiesten en todas y cada una de mis transacciones haciendo multiplicar el bien y el poder benefactor del intercambio. Que así sea y así es.
Realizar esta invocación por siete días. Utilizar la misma vela y dejar consumir por completo el séptimo día.
Pedir cada día con la oración que la luz cubra todos los bienes y dinero que se posee a fin de ser usado para el mayor bien propio y el de otros.
Cada  vez que se haga  cualquier tipo de transacción, sobre todo si se sabe o hay sospecha de algo turbio o intereses negativos involucrados se debe pedir que la luz intervenga proteja y cubra este intercambio.
No es válido si la persona que lo invoca también tiene intereses turbios de lucrarse o ganar ventaja del otro.

Canalizado por Glenda González / Marzo 2014


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